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Una maldición irrompible. Un secreto jamas imaginado. Una verdad que nadie quiere oír. Una chica, capaz de canviar el final de la historia.

domingo, 10 de julio de 2011

Capitulo 4 de "La historia sin nombre"

Os presento el capitulo 4!
Para compensar la espera este es un poco mas largo que los demas, intentare tener hasta el chapter 7 como minimo para esta semana ya que el 17 me voy de vacaciones y no volvere hasta en agosto.
No digo más, espero que os guste, comentad porfavor :D
Ps: como siempre al publicar en blogg se come las separacionesx del texto, ya me he cansado de intentar arreglarlo :S
Me temo que se quedara asi... :(



4
Mi padre me hablo de ello,fueron sus ultimas palabras. Miro a Lucas, no me le puedo creer, el no. Por razones difíciles de explicar yo ya había depositado toda mi confianza en él. Me asalta la sensacion de que me han clavado un cuchillo por la espalda.Me aparto fugazmente de Lucas,me levanto de la cama y aunque el dolor de la pierna es taladrante, me visto tan rápidamente como se. Miro con cara de asco a Lucas, el sigue durmiendo, con cara de ángel.  “Es un disfraz, detrás del Lucas que conozco hay un psicópata oculto” me repito una y otra vez para convencerme a mi misma.Salgo de la habitación. “El chico del bosque me ha advertido, el era el que me intentaba ayudar” sigo repitiéndome. Consigo moverme por la casa sin hacer demasiado ruido, empiezo a abrir las puertas en busca de una salida, y consigo dar con una puerta que da a la calle. Corro alejándome de Lucas hacia la seguridad de mi casa. En cuanto me he alejada lo suficiente me permito el lujo de derramar un par de lágrimas, aunque sigo corriendo como si aun fuera la noche en que me perseguía el chico de bosque, que resulto ser Lucas. Me empiezo a marear, el recuerdo de la noche en que murió mi padre me sienta como puñetazo en el estomago. Las tripas se me retuercen y tengo que luchar conmigo misma para no tirarme al suelo y enroscarme echa un ovillo. Sigo corriendo, recuerdo la cara de mi padre, tenia los ojos dorados y despiertos,la mandíbula fuerte, alto, el cabello castaño, no muy largo, siempre se las arreglaba para ir despeinado. Se llamaba Pablo, era un hombre que siempre se mantenía en forma, por las tardes me llevaba a correr, a ir en bicicleta, cualquier cosa con tal de hacer ejercicio. Una sonrisa asoma por mi cara al recordar las tardes de verano en que cogíamos la bici y dábamos un paseo por los prados. Ahora mismo daría mi vida con tal de pasar una noche con él. Los recuerdos empiezan a invadir mi mente y son tan dolorosos que tengo que parar a respirar un momento. También íbamos en bici el día en que murió. Entonces tenia seis años, cuando llegamos a nuestra antigua casa después de la excursión, mi madre, Darea, no estaba. Había una nota en el frigorífico que decía que estaba comprando no se donde y llegaría para después de cenar. Me fui a duchar, mi padre preparo la cena, yo puse la mesa, casi había empezado a comer cuando mi padre me grito: -Claudia, vete a tu cuarto, ahora- Recuerdo que me pensé que era un castigo pero cuando me fije en sus ojos supe que algo no iba bien. Subí al cuarto, estuve como media hora sin hacer nada, se me hizo eterna. Ya estaba pensando en bajar a ver que pasaba cuando de repente oí unes voces que desconocía procedentes del salón, seguido de unos ruidos muy extraños. Me agobie, pensando que serian ladrones y yo desee con todas mis fuerzas que mi padre atrapara a esas sabandijas. Ya tenia una mano puesta en el pomo de la puerta cuando de repente se empezaron a oír forcejeos por la zona del desván. Confusa, pensé que lo mejor seria esconderme debajo de la cama, era la barrera que me protegía de los monstruos y de las pesadillas, tenia 6 años, que se le va hacer. Debajo de la cama sentía que nadie podía hacerme nada. Agudicé el oído y espere, supongo que me dormí un poco, porque de repente sin darme cuenta, en la misma habitación que yo habían dos pares de zapatos que no conocía junto a los de mi padre. No hacia falta ser demasiado lista para ver que esos hombres no se traían nada de bueno entre manos, me queda quieta, en silencio, tratando de pensar en algo que pudiera hacer yo para ayudar a mi padre. El hombre de las botas negras de repente dijo algo que llamo mi atención: -Porque has dejado el cargo? Quien es la mujer? Va, no me mires con esa cara, que no soy tonto. Es sorprendente el tiempo que os habéis llegado a ocultar. Pero si no me das una explicación clara, tendremos que ir por las malas. Sabes que no quiero tener que matarte.- A mi se me escapo un grito de espanto, esos hombres iban a matar a mi padre. –Que es?- Dijo el segundo hombre que me havia oido, aunque el de las botas negras parecía que ya lo sabia. -Dios, como has sido capaz? Encima una hija. Tu... definitivamente has perdido la cordura.- Las botas negras se acercaron a mi, y en un abrir y cerrar de ojos tenia la cara de un hombre joven, era rubio, con la nariz puntiaguda y los ojos castaño oscuro. Me cogió de un brazo y como si no pesara nada me  saco de debajo de la cama. En el mini forcejeo que tuve con él, la camisa se me movió ligeramente dejando al aire mi nuca. Mi padre siempre me decía que tenia una marca de nacimiento la cual no le podía tocar el sol, decía que era dañino para la piel. Yo a esa edad no qüestionava nada, pero me di cuenta de que no era solo una marca de nacimiento cuando el hombre rubio me miro con la mirada llena de furia, rabia, y sobretodo miedo. Nunca olvidaré las siguientes palabras que dijo- Esta niña es un monstruo! Es un peligro para todos. Estas loco si piensas que...- De repente me dejo el brazo y voló unos metros hacia atrás antes de estamparse contra el armario de mi habitación como si alguien le hubiera empujado. Yo me quede allí, plantada, sin saber que hacer, cuando mi padre me grito: -Huye, escondete!- Aprovechando el momento de confusión, corrí como un rayo, baje las escaleras y me escondí debajo de el sofá justo antes de que un hombre apareciera detrás mio. Contuve la respiración y me quede allí mientras me buscaban. Bajo mi padre, con otros dos hombres que le cogían y el rubio. De repente las botas del rubio se empezaron a acercar en dirección al sofá. Yo, asustada, cerré los ojos, esperando a que me volvieran a coger del brazo, pude oír como se inclinaba para mirar debajo del sofá –Donde la has escondido?- Pregunto el rubio al tiempo que se volvía a erguir. No me había visto, gracias a Dios, pero yo no abrí los ojos temerosa por lo que pudiese ver. –Dímelo, donde la has escondido? No quiero tener que hacerte esto, dímelo y te perdonaré la vida. Quieres?- Mi padre era un hombre de mucho carácter, se acerco al rubio y le escupió. –Tan tozudo como siempre- suspiro, dándose a él mismo un aire espeluznante. “Claudia, te quiero, cuida de mama. Se fuerte” Me decía mi padre apresuradamente , yo quise abrir los ojos para verlo, para darle mi apoyo con la mirada, pero mi cuerpo no respondía, no podía. “Escuchame, por tu bien. Nunca te acerques a los DR. Entiendes? Ni..-Se oyó un golpe sordo en el suelo y ya nunca mas volví a oír a mi padre. En cuanto pude abrir los ojos estaba en mi cama. Baje y  vi toda la casa llena de policías. Mi madre en la cocina llorando. Me contó que Pablo había desaparecido mientras yo dormía, que había señales de forcejeo en la casa, que podría haber sido un secuestro. Si se pensaban que yo dormía seria por algo, así que no le conté nada a mi madre, ni a los policías que mi interrogaron, me ceñí a la pauta de que estaba durmiendo, pensando que quizás solo fuera una pesadilla. Sabia que mi padre nunca iba a volver, y toda la vida he convivido con las ultimas palabras que me dijo. De ahí recuerdo el símbolo, fue la ultima voluntad de mi padre. Que no me acercase a ellos.
Doblo la esquina de la calle y cojo un atajo entre los arbustos para llegar a la carretera de tierra que da a mi casa. Ya no corro, pero mantengo un paso rápido y constante. No me sentiré segura hasta que llegue a casa. El paisaje se va llenando de arboles, y abandona el pueblo para dar paso al bosque, estoy camino por un lado de la carretera, cuando mis ojos llegan a ver la silueta de una casa blanca entre la espesura del bosque, al final de la carretera. Llego a el patio delantero y observo lo que a sido mi casa durante estos dos últimos años. Nos solemos mudar mucho por razones del trabajo de mi madre, desde que murió mi padre, la pobre tiene que trabajar el doble. Miro  la casa, echa de madera, blanca, que le da un toque playero en medio del bosque, es la casa donde llevo mas tiempo sin mudarme y espero que siga así. Suelto un suspiro de alivio al llegar a la puerta sana i salva. Saco las llaves de debajo el felpudo y  consigo abrir la puerta. Entro y enseguida el olor de casa, ese que me hace sentir tan agusto, invade mis sentidos. Paso por delante del comedor y subo las escaleras hasta llegar a mi habitación, la ultima de la segunda planta, pasando por delante del baño i la habitación de mi madre. Entro en la habitación y me tumbo en la cama, aun sin hacer. Intento olvidarme de mi padre y de Lucas pero se me hace imposible. Me giro y mis ojos se posan sobre el único cuadro que tengo en toda la habitación, lo pinto mi padre. Se trata de la casa donde vivíamos antes de que el muriera, en la que salimos yo de pequeña y el jugando en el jardín con lo que creo que es una bola de fútbol, mi madre mirándonos desde el porche y la luna llena de fondo que ilumina todo el cuadro. Es precioso, nunca me cansaré de mirarlo. Suena el teléfono, dejo que suene, ahora mismo no quiero hablar con nadie. Vale, eso  es una excusa.. la verdad es que tengo miedo de que sea Lucas. El teléfono vuelve a sonar, insistente, me arrastro hasta el escritorio de mi habitación i lo cojo.
-Laura, ayer por la noche llame i no me cogías el teléfono.- Me miro el reloj y veo que ya es mediodía. Mi madre no debe saber nada de esto, ya la agobia suficiente su trabajo como para encima tener que ocuparse de mis paranoias.
-No, nada... Ayer me quede un rato de mas en la ducha y supongo que no oí el teléfono. Lo siento...- Me alivia que sea mi madre i no Lucas la que llamaba. Me dice que me porte bien, que cierre todas las ventanas, que no hable con extraños i esas cosas. Yo le digo que si a todo, mi madre siempre a sido muy sobreprotectora, pero no la culpo de ello. Me dice que volverá pronto, y cuelgo. Estoy pensando en ir a pegarme una ducha cuando de repente vuelve a sonar el teléfono. “Haber que se ha olvidado de decirme esta vez...” Es muy típico de ella, siempre se olvida de las cosas. Descuelgo el teléfono.
-Claudia, estas bien? Como es que te has marchado?- casi se me cae el teléfono del susto. Esta vez si que es Lucas.
-Pues claro que estoy bien. –“Si le digo que se que es un DR tal vez vaya a por mi. Mejor hago ver que no tengo ni idea de nada i así jugaré con ventaja”. Empiezo  improvisar cualquier excusa.-No sabia cuando llegaría mi madre a casa, y ya sabes, ahora lo ultimo que necesito es que se pregunte que hago durmiendo en casa de un chico que no conoce.
-Lo entiendo, pero porque no me has  despertado?- Sigue con el interrogatorio
-Hacías una carita de sueño.. Me ha echo pena despertarte- Rezo para que cuele semejante cursilada. Lucas no dice nada y ya empiezo a pensar que he conseguido cortarle el royo cuando sigue con las preguntas.
-Y la rodilla? Que tal la llevas?
-Mejor- Miento, con la caminata que he echo desde casa de Lucas hasta la mía ha sido un milagro que no me desangrara por el camino. –Oye, te tengo que colgar que la comida ya esta lista. Nos vemos otro día.-Nunca había mentido tanto en un día.
-Espera Claudia..!-“ Y ahora que quiere?” –Si tienes cualquier problema llámame, vale? Cuenta conmigo para lo que necesites.
-De acuerdo- Le cuelgo secamente. Me entra hambre, bajo al comedor y me preparo una tortilla. Estoy comiendo cuando decido que tal vez deba hablar con Laura. En cuanto acabo voy a la habitación y me conecto al Messenger. “Perfecto, esta conectada”. Inicio la conversión:
-C: Laura, que tal todo?
-L: Claudia, dios, perdón!! Ayer te deje plantada, me asuste, me fui corriendo a casa... Lo del bosque...que coño era? Tu lo viste?! Daba escalofríos, lo siento Claudia! Fui una cobarde...  Me perdonaras algún día?
-C: No pasa nada. Yo me fui corriendo detrás de ti. No te perdono porque no hay nada que perdonar. Y no eres cobarde, cualquier persona marcharía corriendo delante de eso!
-L: Adonde fuiste Claudia? Llame a casa i no contestaba nadie y me asuste de veras. Me pensaba que te habían cogido o algo...
-C: Te lo contaré otro día, me tengo que ir. TKM, besos!
Me desconecto y suspiro, estoy  harta de mentir. “Y ahora que se supone que le debo decir a Laura?” No tengo nada ha hacer, así que cojo el ordenador y me pongo a ver una peli. De repente en una escena de puro suspense suena un timbre del Messenger, yo me asusto y me caigo al suelo de rodillas. No hay nadie que me pueda oír así que grito, me retuerzo de dolor y en cuando creo que ya he echo suficiente el numerito me levanto como puedo y me siento en la cama. Del golpe la herida de la rodilla se me ha reabierto y vuelve a sangrar. “Genial, lo que me faltaba”... Me quito la venda que me había puesto en algún momento Lucas y me la observo. Tiene un aspecto horroroso, lamentable, asqueroso, nauseabundo. No puedo seguir mirando así que la vuelvo a tapar. Estoy cerrando el portátil cuando me doy cuenta de que tengo un mensaje de entrada en el Hotmail. Lo abro i resulta que es de Lucas, decido que por leerlo no me va a pasar nada:
Si tienes cualquier problema avisame, no es molestia para mi. Yo de ti me iría a mirar la rodilla a un medico. Cuando te la limpie parecía grave, si quieres te puedo acercar a uno. Me viene de paso. Ya me dirás.
Besos, Lucas.
Cierro el portátil mosqueada conmigo misma.“Ni que supiera lo de la rodilla”pienso. “No puedo ir a un medico, me lo curare aquí. Ya me he caído muchas otras veces” Hago el corazón fuerte. Me voy al baño a la pata coja i me curo la herida como puedo. Cuando tiene un aspecto presentable y esta limpia, decido que no se le puede hacer nada mas y bajo a la cocina para tomarme unos antibióticos. Me siento en  una silla y contemplo la cocina, pequeña, acogedora, cálida. De repente recuerdo a Lucas, “Lucas... un DR”, aun me cuesta asimilarlo. “Porque él?”, “Hay más?”,Fueron los que mataron a mi padre?”, ”Que quiere decir DR?”.Tengo un montón de preguntas en la cabeza por resolver.”Tendré que descubrirlo por mi cuenta ya que no hay nadie en quien pueda confiar. O si? El chico del bosque... me aviso respecto a Lucas, tal vez el también me ayude a encontrar algunas respuestas.” Estoy como una media hora con la vista fija en la pared sospesando mis palabras, pero al final decido que es la mejor opción que tengo. El problema es que ha estas alturas no tengo ni idea de donde está. Cojo la chaqueta para salir al bosque de anoche, con el presentimiento de que allí me encontrare con él o como mínimo sera un sitio para empezar a buscar. Abro la puerta y me choco con alguien. Sorprendida, me caigo al suelo , me ofrecen un mano para ayudarme a levantar. Rechazo la mano y me levanto como puedo. Me encaro a un chico no mucho mas alto que yo, de pelo negro y corto, piel bronceada, labios ligeramente rosados y unos ojos negros como la noche misma. Tardo un buen rato en asimilar que el chico que tengo delante es el chico del bosque.
-Lo siento. Estas bien?-Yo, impactada aun por el susto, doy unos pasos hacia atrás. –He venido para hablar,no era eso lo que querías?- Yo sigo mirándolo con cara de susto y el como si se acordara de repente me dice: -Por cierto, me llamo Darek. Aun no me había presentado, soy un mal educado.- No puedo evitar reír, nunca había oído nada por el estilo.
-Darek? Eso no es un nombre- Le digo en broma, paro de reír pero no puedo esconder una sonrisa que no para de delatarme.
-Si?- Me pregunta mosqueado. –Y se supone que Claudia es un nombre? Por Favor...-Me dice claramente enfadado.
-Oye, que lo decía en broma.- De repente caigo- Como sabes mi nombre?!- Le pregunto alarmada.
-Mira, me dijeron que seria difícil hacerte entrar en razón. Tu y yo somos del mismo clan, somos SM. He venido a buscarte.

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