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Una maldición irrompible. Un secreto jamas imaginado. Una verdad que nadie quiere oír. Una chica, capaz de canviar el final de la historia.

sábado, 6 de agosto de 2011

Capitulo 6 de "La historia sin nombre"

Creo que este es el capitulo más largo que he echo en mi vida, xD. Siento haver taro dado tanto en publicar este capitulo pero esq ultimamente ando muy corta de tiempo. INTENTARE que capitulo 7 no tarde tanto ;D Me he pasado horas y horas dandole vueltas a la historia, en concreto a este capitulo... no se porque... no me gusta nada.. xD... soy yo o esta fatal? esq no se que me esta pasando ultimamente *_*  que me questa un monton escribir. Todo lo que hago me parece que esta mal... >.<, no me enrollo mas...


*Suenan las trompetas anunciando que el pregonero va a hablar* Despues de tanto tiempo, me complace anunciarles señores y señoras que el capitulo 6 porfin esta terminado *se oye un gran vitoreo por parte del publico* 


PS. Como siempre.. xD. Si a alguien se le pasa por la cabeza un titulo para la historia... >.< los nombres nunca han sido lo mio.. supongo que ya os habreis dado quenta.. LoL! :S




 6
En un lapso de tiempo imperceptible mi mente se vuelve primitiva. Empiezo a correr, en ninguna dirección, alejándome de la imagen que asalta continuamente mi mente de Lucas tendido en el suelo. Alejándome de los susurros que no paran de acosarme lamiéndome como el viento y dejandome gravada en la mente una sola palabra. “Monstruo”. Corro como un animal corre por su vida. Corro, y sin darme cuenta se hace de noche, pero yo sigo corriendo. No miro atrás, aunque eso no cambia el echo de que además de un monstruo soy una cobarde. He dejado a Lucas triado, con Darek al acecho, y ni siquiera he tratado de ayudarle. Me invade la terrible necesidad de tirarme al suelo echa un ovillo y ponerme a llorar, de pegarme cabezazos contra un árbol, de tirarme por un precipicio y de cosas peores. Pero no puedo detenerme, presiento que Darek esta cerca y que vendrá a buscarme. No quiero ir con Darek, solamente conseguiría hacerle daño a más personas. Soy un monstruo y eso no se puede controlar. Quiero estar sola, sin nadie a mi alrededor, sin nadie a quien hacerle daño cerca. Me paro en seco, agudizo mis sentidos y trato de orientarme pero allá donde alcanza mi vista solo llego a ver arboles que ascienden hasta perderse en un mar de hojas, todos exactamente iguales, sin ningún rasgo que puede usar de referencia. “Adonde voy?” Ahora que logro pensar con claridad, me doy cuenta de que se ha echo de noche, de que estoy perdida en medio del bosque, con Darek no muy lejos y sin rumbo fijo. “Si no pienso en algo rápido me dará alcance y me obligara a ir con él. En cualquier momento se me podrían cruzar los cables y le podría hacer daño. Seguro que es algo que no entenderá, él no es un montruo”. Me exprimo el cerebro buscando alguna solución, pero tantos sentimientos en un solo día me han agotado, no puedo pensar con claridad. Intento recordar si Darek me a explicado algo útil, otras maneras de usar las ondas pisicas, para orientarse por ejemplo, pero no consigo recordar nada que me sirva. De repente tengo el nítido recuerdo de Darek y yo, en el portal de mi casa. Yo le exigía que me mostrase que era un SM y él me repetía una y otra vez: “No puedo, no en tu casa. Si quieres que te lo enseñe sal fuera.” No en mi casa... no en mi casa? Eso es! Darek se quedo en el portal de casa, no podía usar las ondas pisicas... no podía entrar. No puede entrar en mi casa! Antes de que me de tiempo a pensar nada más me encuentro corriendo como diablo que se lleva el alma en dirección hacia la luna, tengo una corazonada de que debo de ir hacia allí, de que en esa dirección se encuentra mi hogar. No discuto con este sexto sentido mio, ya que siempre tiene razón. Me sucede muy pocas veces, cuando me pongo nerviosa, noto una presencia detrás, y sin tener que girarme se quien es. Como me ha pasado cuando he notado que Darek andaba cerca. Como me esta pasando ahora mismo, que puedo sentir la calidez de mi hogar que me guia hacia sus brazos protectores. Corro durante lo que me parece una eternidad, pero no me aturo, no desfallezco, noto que cada vez estoy mas cerca y en algún momento distraida alzo la vista del suelo y llego a ver la nítida luz del porche de mi casa. Solamente cuando llego a mi habitación me permito respirar, llenar de aire mis pulmones y con ello vuelven los llantos. Me tiro en la cama y empiezo a llorar, y me doy cuenta de que he llorado más en estos últimos días que en toda mi vida. Decido que ya es hora de dejar de ser cobarde, que ya ha llegado hora de dejar de huir, de llorar, que me tengo que enfrentar a mis miedos, porque, por más que llore, siempre estarán allí y solos no se arreglaran. Me levanto de la cama, voy al baño, me deshago de la ropa a estas alturas llena de sangre y barro y abro el grifo de la ducha. “Una ducha siempre ayuda a pensar con más claridad”, recuerdo que me decía mi padre cuando me ponía histérica, siempre salia calmada y le pedía perdón por haberme comportado mal con él. Entro en la ducha. Aunque dudo que esta vez le pueda pedir perdón a Lucas... Me deshago del sentimiento de culpabilidad tan pronto como aparece. “No reviviré a nadie por culparme de lo sucedido.” Me repito una y otra vez, aunque apenas sirve de nada. “Si no le hubiera dicho a Darek que me iba con él, no le habría pasado nada a Lucas.” Pienso tristemente. Cierro el grifo de la ducha, me envuelvo en una de las toballas que habían colgadas en la puerta y vuelvo a mi habitación de puntillas, procurando no dejar toda la casa mojada. “Le dije a Lucas que me iba con Darek porque me había mentido, porque me había ocultado que era un DR”. Me paro en seco sintiéndome estúpida, tonta, imbécil y mil cosas peores por haber pasado por alto una detalle tan importante. “No fue por eso por lo que dije que me iba con Darek, fue porque me recordó las palabras de mi padre, diciendo que me alejara de los DR. He pasado por alto el detalle mas importante. Como Darek sabia lo que me habia dicho mi padre? En esa casa solo estabamos yo, mi padre y los hombres del clan DR. Como es posible que Darek sepa de nuestra ultima conversión?” Es increíble... ha estas alturas, con todo lo que he pasado, aun no se en quien debo confiar. No se quien miente, quien es sincero, o, puede ser simplemente, que todo el mundo mienta. Toda mi vida a sido una mentira. Me derrumbo en la cama, mi cabeza amenazando por estallar, el corazón a cien, las palmas sudorosas a pesar de que me acabo de duchar. Presiento que se me escapa algo, presiento que hay algo que tengo delante de las narices y que no se interpretar, algo grande. Me visto apresuradamente. Antes de actuar, antes de decidir mi siguiente paso, necesito saber quien soy, y sobretodo, necesito saber quien era mi padre y solo hay una manera. Salgo de la habitación, y me dirijo al fondo del pasillo, me encaro a la ultima puerta, y conteniendo la espiración, lentamente la abro. Suelto un suspiro, recordando las largas tardes de invierno que pasaba junto a la estufa, observando como mi padre trabajaba, mientras él me explicaba historias sobre bosques encantados, princesas y terribles monstruos. Los muebles del despacho han sido recubiertos por una tela blanca, el polvo se ha acumulado por todas partes con el paso de los años, pero por lo demás, la habitación esta tal y como la recordaba. Era mi lugar favorito de la casa, hasta que murió mi padre. Demasiados recuerdos de él acumulados en esa sala, mi madre me prohibió entrar y yo nunca cuestione su decisión, hasta ahora. Si me prohibió la entrada, seguro que fue porque ocultaban algo aquí, algo de su pasado, o quizás del mio. Tiro con todas mis fuerzas de la tela que cubre el escritorio y tras unos momentos de forcejeo la tela por fin cede. Observo maravillada como caen finíssimas motas de polvo por todas partes, recordando otra vez los días de invierno, la nieve, el despacho, mi padre... Salgo de mi ensinisamiento, respiro hondo y empiezo a registrar los cajones uno por uno. En el primer cajón solo encuentro papeleo de la antigua empresa donde trabajaba, carpetas, folios, hojas de cuentas y otras cosas que solo identifico como más documentos de trabajo. En el segundo más de lo mismo y el tercero esta cerrado con llave. Me rindo. No se que esperaba encontrar pero aquí no hay nada. Me siento encima del polvoroso escritorio y intento pensar en que es lo siguiente que debo hacer, pero no se me acude nada, estoy completamente perdida. Si pudiera abrir el maldito cajón, si tuviera la llave... Tengo una idea de locos, pero tal vez funcione. Bajo de un salto y observo detenidamente la cerradura. Si antes pude hacer que mis ondas pisicas se volvieran tangibles, quizás y solo quizás, si me concentro en la cerradura volviendo mis ondas tangibles se abra. Respiro profundamente, me siento en el suelo y intento de alguna manera abrir la cerradura. Gruño, me concentro como nunca lo he echo, pero no ocurre nada. Decido esperar cinco minutos más, pongo todo mi empeño en ello pero no ocurre nada. Me levanto fastidiada, o más bien mosqueada y le doy una patada al maldito cajón. Entonces, como si no hubiera estado cerrado nunca, se abre. El corazón me late a mil, por fin he conseguido hacer algo más que daño, se me escapa una risotada pero enseguida me tapo la boca. No esta bien reírse después de lo que he echo, tengo que ayudar a Lucas al precio que sea. Con el corazón a mil, me agacho y abro el cajón lentamente. Enseguida me decepciono cuando veo que solo hay un colgante viejo de madera. Suspiro y lo cojo. Me acerco a la lampara para observarlo más detenidamente. Una luna creciente de madera. Me extraña pensar que mi padre tenia guardado en su despacho algo por el estilo cuando de repente caigo en la cuenta de que cuando murió faltaban apenas un par de días para mi cumpleaños, este debía de ser su regalo. Estoy feliz porque he encontrado su ultimo regalo, aunque también estoy triste, ya que no he descubierto nada útil. Me pongo el collar por dentro de la camisa, el toque de la madera con mi piel es reconfortante, me recuerda al bosque de detrás del jardín, donde pasaba los veranos leyendo.
–Por donde buscar?- Me pregunto a mi misma en voz alta ya que a veces me ayuda a pensar con claridad. Estoy pensando en alguna respuesta cuando de repente oigo un ruido procedente del salón, seguido de otro mas fuerte. Me pensaba que Darek no podía entrar en mi casa, pero veo que estaba equivocada. Temblando, cojo la lampara del escritorio a modo de bate, hago el corazón fuerte y salgo del despacho. Me paro para oír si aun esta en el salón pero los ruidos han cesado. Bajo por las escaleras, peldaño a peldaño, maldiciendo a la casa mentalmente cada vez que la madera cruje bajo mis pies. Me arrimo a la pared, oigo un crujido justo al otro lado de la puerta. Respiro lentamente, rezo para que le de en la cabeza antes de que empiece a hacer de sus truquitos, y sin más, abro la puerta y salto dentro del salón, esgrimiendo la lampara a modo de arma.
-Pero que haces?!- Grita mi madre al tiempo que salta hacia detrás para evitar mi golpe de lampara. –Es que quieres matarme?!- Me grita.
-Lo siento, me pensaba que eras... – Dudo que me crea si le explico lo que me ha pasado hoy, así que decido mentir. –Dios, me has asustado- Y no puedo evitar mirar al suelo, sintiéndome culpable de todo. Hoy es la segunda persona a la que intento matar en un día. Soy más que un monstruo.
-Te pensabas que era quien, Claudia?- Me mira con expresión complice y levanta las cejas. Es mi madre, si no se lo cuento a ella a quien se lo cuento? Es mi madre...
-No tengo claro quien me pensaba que era. Igual que no se quien soy!- Le grito. La rabia se empieza a apoderar de mi, respiro entrecortadamente y a duras penes logro controlarme. Tengo que salir de aquí antes de hacerle daño, pero no me puedo ir sin una respuesta. Se que ella sabe porque me sucede esto. Es mi madre. Lo tiene que saber a la fuerza. Soy su hija, no? Su mirada no me contradice para nada. Se muerde los labios y me mira sorprendida. No me dice nada, y eso solo logra sacarme mas de mis casillas.
-Dime, quien soy? Es mas, quien eres?- Intento hablar con voz calmada, pero básicamente estoy gritando. Ella me mira nerviosa, pero no responde. –Por favor...- Le suplico, la rabia se transforma en dolor, estoy a limite, si no me responde me desmadrare aquí, las lágrimas invaden mis ojos y empiezo a ver borroso. Ya lo he dado todo por perdido cuando de repente mi madre se decide a hablar.
-Quieres saber quien soy?- Me pregunta cariñosamente y yo asiento con la cabeza. –No soy humana, no del todo.- Vuelvo a asentir con la cabeza, indicándole que siga con las explicaciones. –Soy medio humana. Una híbrida para ser concretos.- Me busca con la mirada y la miro a los ojos, deseosa de saber más, de entender lo que me esta pasando. –Mi padre era humano. Mi madre era del clan de los DR.- No puede ser... Se me para el corazon. De repente todo en la sala se mueve, el suelo amenaza con levantarse hasta chocarse contra mi cara y creo que vomitaré en cualquier momento. Rompo a llorar, mi madre de acerca y hace gesto de abrazarme.
-No!- Le grito apartándome rápidamente de ella. –He matado a Lucas, y... y, resulta que solo quería ayudarme!- grito medio loca entre sollozos. Ella me mira con cara de horror, se aparta de mi y se queda allí plantada, sin decir nada. Me vienen arcadas, pierdo el equilibrio y me caigo al suelo. Me quedo allí unos instantes, mi madre, exactamente igual que antes, me mira, pero no hace ademán de ayudarme. La miro a los ojos y en lo mas fondo de ellos llego a ver decepción, dolor, y sobretodo miedo. Hasta mi madre me tiene miedo.
Sin atreverme a decir nada, me tapo la cara con las manos y corro a tientas hacia la habitación. Me tiro en la cama justo en el momento en que pierdo el control de mi cuerpo. Tiemblo, me ahogo, no puedo respirar, grito intentando pedir ayuda aunque se que nadie subirá. Me odio a mi misma con toda mi alma, desearía no haber nacido, me quiero morir, y ya me habría tirado por la ventana de no ser por el terrible pensamiento de dejar a mi madre sola, no quiero hacer más daño del que ya he echo. Solamente por eso me aguanto las tripas, las ganas de gritar, clavo las uñas en el almohada mientras mi cuerpo se convulsiona por el dolor, la culpa y la rabia. Con el tiempo los temblores cesan, mi respiración se asienta, el silencio invade la casa y da paso a un dolor de cabeza taladrante. Cierro los ojos, y gran milagro de los milagros, consigo dormir.
Me despierto de un salto y caigo de la cama. Los oídos me pitan por el gran ruido que acabo de oír solo hace unos segundos, temo haberme quedado sorda. Me levanto del suelto lentamente, temblando con el corazón en un puño. El ruido se repite. Por unos segundos la habitación se ve iluminada por el fuego, se oye una fuerte explosión y instintivamente me vuelvo a tirar al suelo cubriéndome la cabeza con los brazos. Se hace el silencio, no oigo nada, aunque a estas alturas estoy segura de que me he quedado sorda. Me toco las orejas, las golpeo y en efecto no oigo nada, solo un pitido muy molesto que me pone histérica. Me vuelvo a levantar del suelo, esperando encontrarme la casa quemada, todo por el suelo, el caos en persona. Pero el caos esta en otra parte, mi habitación esta como siempre excepto por un detalle, las vistes que antes tenia al bosque se han convertido en un infierno. Me acerco vacilante a la ventana y se me cae el alma a los pies. El bosque entero en llamas, el humo que se cuela por todas partes y amenaza con asfixiarme, una calor sofocante y en medio de todo aquello, en al jardín trasero, un cuerpo tendido en el césped ahora convertido en brasas, con el cabello ébano danzando sin vida en el aire. Se me para el corazón. Antes de que mi mente sea capaz de mover una sola neurona mi cuerpo ya esta corriendo fuera de la habitación. Sin pensar en nada corro escaleras abajo, corro hasta la cocina y abro la puerta que da al jardín trasero. –Darea!- Grito a pleno pulmón. –Madre, tranquila! Ya voy!- Se apodera de mi la histeria, corro por el jardín, sin ni siquiera pensar en llamas que recorren todo el cercado, en el humo que no me deja respirar, en el fuego que lame mis brazos. Solo soy capaz de pensar en mi madre, no puedo perder a dos de las personas que más quiero en un día, estoy al limite de volverme loca.
-Tranquila- Le digo. Me arrodillo a su lado y le acaricio el pelo. –Todo saldrá bien.- Le susurro. Me doy cuenta de que no respira y intento hacer algo para ayudarla, pero soy incapaz de pensar en algo útil. –Que alguien me...- Empiezo a gritar pero apenas termino en un susurro imperceptible. A Pesar del calor que hace, noto una brisa fría como el hielo que recorre mi piel y que me produce escalofríos. Me doy cuenta demasiado tarde, ya no puedo huir. Una ilusión, y se de quien. Me doy la vuelta y veo a Darek, apena a unos cinco metros de mi, con una enorme sonrisa en la cara. Se acerca paso a paso, lentamente, saboreando el momento y yo no me muevo de donde estoy sabiendo que de nada servira huir, he caído en su trampa y me he dado cuenta demasiado tarde.
-Claudia.- Saluda sonriente –No huyas. Sabes que no servirá de nada.- “Lo se” le contesto mentalmente ya que dudo que me quede voz después de todo lo que he gritado, y por unos instantes llego a ver que esta realmente sorprendido. Examino la situación, 10 metros hasta el porche de detrás, corro rápido. Tal vez, si le propino un empujón de los mios me de tiempo a volver a casa. Me levanto del suelo, preparada para el asalto, cuando me doy cuenta de que si consigo derribar a Darek, tendré que enfrentarme a dos hombres más. Detras de Darek me observan claramente en tensión, preparados para pasar a la acción en cualquier momento. Con uno de ellos me veo capaz, pero con dos ya lo veo muy arriesgado. “Quienes són esos dos armarios que tienes detrás?” Le pregunto mentalmente arqueando las cejas.
-Ah.. esos dos?- Hace un rápido gesto hacia atrás. –No son nadie. Han venido para ayudarme si las cosas se complican. Dicen que no estarás dispuesta a entrar en razón. Pero no es así, verdad?- Me pregunta, esta tan cerca que noto su aliento rozandome la cara, aunque no me muevo ni un milímetro, no le saco los ojos de encima, preparada para marchar corriendo en cuanto pueda.
-Y hace falta provocarme un infarto para que salga de casa? Hace falta montar todo esto?- Le exijo en voz alta para ganar tiempo. Tengo que pensar en algo rápido, solo son 10 metros hasta la puerta... No tiene que ser tan difícil.
-He llamado a la puerta.- Lo miro claramente cabreada y se apresura a añadir: -Te lo juro por mi sangre. Pero estabas tan dormida que por unos momentos nos hemos estado replanteando el serio echo de que te hubiera dado un infarto. El tiempo pasaba y tu estabas en la cama, apenas respirabas y no teníamos tiempo así que hemos tenido que usar la opción drástica.
-Veo que te estas aficionando a transformar mi vida en una película de terror. –Le suelto sin pensar. Por unas milesimas de segundo Darek y sus hombres se miran confusos, y sin pensármelo dos veces aprovecho el momento. Me concentro en Darek y lo envió volando unos dos metros por delante hasta chocarse con uno de sus hombres. Corro hacia casa tan rápido como puedo pero el segundo hombre me viene por detrás y se tira encima mio. Tras unos instantes de forcejeo consigue inmovilizarme en el suelo, estampándome la cara en el césped. Levanto la vista y me doy cuenta de que la ilusión se ha desvanecido. Igual que cuando Lucas pego a Darek y el lobo se desvaneció. Eso quiere decir que Darek es el que ha montado todo esto, el fuego que me quemaba los brazos, el humo que casi me asfixia, hasta el cuerpo de mi madre tendida en medio del suelo ha sido invención suya. La rabia se intenta apoderar de mi, y yo dedico todas las energías que me quedan en controlarme. El hombre me retuerce los brazos hasta que empiezo a gritar de dolor, y por encima de mis gritos puedo oír su risa, como disfruta esto. Mi vista localiza una piedra del tamaño de mi puño a apenas dos metros de mi. Intento alargar el brazo para cogerla pero cada vez que me muevo un centímetro el hombre aprieta más fuerte, hasta que se oye como me cruje un brazo y entonces parece cortarse un poco, aunque sigue riendo. Si esa es la solución, adelante, él se lo ha buscado. Dejo que la rabia se apodere de mi, me concentro en la piedra, y con ayuda de las ondas pisicas, la lanzo como una bala en dirección al psicópata que me esta rompiendo los brazos. Enseguida la presión en mios brazos cede. Me levanto con la vista borrosa a causa del dolor, los brazos me cuelgan de los hombros, sin vida, pero no me importa. Corro hacia casa y justo cuando consigo coger el pomo de la puerta con una mano, alguien me lanza un placare por la izquierda y me tira al suelo. Damos vueltas por el suelo, intento darle patadas, deshacerme de él como sea, pero se niega a soltarme y tres breves instantes de pelea acabo tendida de espaldas al suelo, con mi oppressor tirado encima mio cojiendome de los brazos. Miro a Darek preparada para el ataque, cuando de repente sale volando hasta empotrares con la pared de mi casa. Me quedo atónita mirando como suelta maldiciones en voz baja mientras intenta levantarse, tratando de comprender que sucede. Me levanto temblando por el esfuerzo y me quedo plantada donde estoy, tratando de asimilar lo que veo. Primero veo un hombre que sale de detrás de un árbol, despues otro, seguido de una mujer y así continuamente. Empiezan a salir de las sombras del bosque, como si siempre hubieras estado allí y se me cae el alma a los pies. Por lo menos hay 7 personas más. Me rindo, soy incapaz de luchar frente a eso. Me quedo quieta, esperando a que vengan a por mi, pero no se mueven, siguen en las sombras del bosque, mirándome atentamente, esperando a algo. Lanzo una rápida mirada a Darek y lo veo paralizado, con la mirada llena de terror. Aun sabiendo que es un suicidio, utilizo todas las fuerzas que me quedan para correr hacia la seguridad de mi casa. Nadie hace ademán de pararme, aunque me paro yo sola, sin que nadie tanga que decírmelo. De entre los bosques, surge una ultima figura que hace que se me pare el corazón. Sin que me de ni siquiera tiempo a reaccionar empiezo a correr hacia él, con una sensacion de alivio, de seguridad, que nunca habia tenido. Lo abrazo fuertemente, a pesar del increíble dolor de los brazos, sin pensar en que lo mas racional seria que yo le diese miedo, que marchase corriendo. Contra todo pronostico y después de lo que le he echo, me devuelve el abrazo estrechamente. Todo esta en silencio, solo se oye mi respiracion entrecortada, nadie dice nada por lo que me parece una eternidad. Lucas no se mueve y yo, en contra de mi voluntad, me separo unos centímetros para poder hablar con él. Es increíble, me pensaba que lo había matado o como mínimo que le había abierto la cabeza, lo había abandonado en medio del bosque, con la certeza de que Darek iría a por él y aquí esta Lucas, volviéndome a ayudar, a pesar de todo lo que le he echo. Le miro a los ojos y me doy cuenta de que encima de la ceja tiene un corte que aun le sangra ligeramente, lo miro a los ojos y veo que en ellos hay un inmenso dolor, un dolor que no se puede curar físicamente, un dolor que te marca durante toda la vida. Cojo aire para empezar a disculparme por todo lo que le he echo, para explicarle que todo ha sido un malentendido, cuando de repente él me hace que no con la cabeza.
-Lo siento- Susurra Lucas. Le miro confusa. No entiendo porque me pide perdón después de todo lo que le he echo. Intento preguntarle porque pero no me sale la voz. Todo a mi alrededor se vuelve borroso, intento cogerme de él, o de algo solido, pero mis manos no responden. No puedo respirar, pero ni siquiera me ahogo. Lo ultimo que veo es la oscuridad total. Después de eso, nada. 

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